Incrédulo de paraguas en el metro
perfora la oscuridad
más su luz su razón
un trasatlántico agitador de ojos
solitarios en panaderías
caen furtivos al sonido instrumento
a distancia inútil presencia de aves
que abrazan el rostro del jazz
cortado galope perlas a la mirada Coltrane
y su andar embotellado
jefe no logra atrapar la vida
ese costo su procedencia no tiene propietario
el trabajo de una planta carnívora
agnóstico que desnudo pierde el miedo
aún se enamoran
en yacimientos de frutas
aquel hueso expande su rostro
el pálpito contenido
el descreído sueña la paciencia carne
un brote de violín
la música ignora
el peso del hambre
la dignidad que duerme en un banco.
Gio.
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