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Se desprende del aire un olorcito a café
que desde el puente va por escalinatas
envolviendo al tamalito
que caliente clama el pan
formándose la mañana tibia y gris
que te va robando el sueño
así será el despertar
que seduce
con un punteo de cuerdas
y cláxones de gente que habitan
en el redil urbano,
aire salpicado de matices
con gorriones que cantan letras de antaño
unas veces saldrá el sol por la ventana
en otras faltarán en los bolsillos
grisáceo el invierno que se desvela
por todo el acantilado verde
pero desde la cima del cerro
el cielo
se tornará celeste
abrigando los anhelos trasnochados
donde nacen los peces del embravecido mar
las vibraciones de mi sangre
desperezarán mis pies, ahuyentarán los miedos
se abrirán crisoles rotundos de revestimientos nativos
la música de mi cuerpo se anegará
con cajones que bailaran a mi ritmo.
Del poemario: "Que me ecuentren en Lima"
2008
Gio.
2 comentarios:
es, sencillamente,
precioso
no me cuadra otra palabra.
te sigo
(a pesar de las anginas que me enclaustran en cama) ;)
un abrazo, Gio.
La sangre es un cordón umbilical que nos conecta a la tierra. Qué nunca te corten ese cable. Un saludico!
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