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Se desdentó la incertidumbre
cuando los higos cayeron sobre mi lengua
y tú te rendiste bajo el barro deformado
que afásico encajaba
entre cáscaras y tritones
el diluvio tachonaba la negrura
con los brotes carnívoros de tus piernas,
con ensueños líquidos que exigían al fuego retorcerse
y abandonar la tiniebla
para inundarse de la paz quebrantada
me crecía en todo el desmoronamiento
de las bigas que sostenían los huesos,
sobre esa materia tísica
que formaba el alfabeto de nuestra lumbre
y nuestros cuerpos recalcitrantes
terminaban en el vaho de las ventanas.
Gio.
1 comentario:
Quizá desdentados de tanto morder. Un saludo Gio, y sigue escribiendo! Por cierto, que leí los enlaces del poeta neorrabioso. Sin duda tienes mucho por dar, a parte de lo que ya estás dando.
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