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A estas horas ya no importan las nostalgias ni las noches consumidas
cuando la infancia golpea tu cuerpo y oyes una voz a sotavento
imagina una canción roja que respira un vientre sin miedo a ser mi refugio
un diamante de preguntas en la ciudad estancia
el frío irrumpe por oleaje de selva
y mi calor lo destroza embriagado de sangre que llega
a esta nocturnidad inerme desprovista de huesos
esta envoltura humana yace de mi saliva sombra
para ser obscena vestimenta en un misio barco
pero hay una parte de Atenas que me desnuda
derrumba peñascos flamea cántaros viste faunos y muslos cuévanos
con su corola techumbre me salva de mis ruinas.
Gio.
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