lunes, 5 de agosto de 2013

El tísico

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Mi boca agonizante se llena de mujer
y la palabra tristeza baila un vals
se sirve un vaso con pisco en cada habitación del pensamiento
todo bentónico cojea perfumista sobre la carne
y no hay mancilla en el dolor que silba el mendigo
ni humo en la exclamación
la palabra mujer y el vuelo del mosquito se confunden
su nombre se ensancha en cada trago
en cada ladrido que zumba lánguido el signo de su párpado
el hombre en su repetición de excremento
se suscribe a cada puñal ensortijado
Madrid de soledad ambulante y su noche travestida de pizzas
con el hábito inmigrante de exiliarse en su lenguaje
déjenme morir dice el vals
déjenme solo entre las sombras y la guitarra llora como un manatí
que ha perdido su alegría en el río
todos los barcos de Vigo se han hundido en la Gran Vía
borracho termino en sus riberas.







Gio.

1 comentario:

María Sotomayor dijo...

Quién no ha tenido la suerte de hundirse en la Gran Vía. Dices Pisco y recuerdo que no lo he probado y me lo debes.

Te abrazo mucho Collazos.