viernes, 12 de septiembre de 2014

Hélice

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Hay una mujer infinita con su claridad oscura
le nacen balaustres del vientre
donde la luz se escapa por cada rendija de su cuerpo
fueron países sin desiertos
los que coronaron todas las selvas de su boca
desenterrando la vida
de calaveras clavadas en cruces parlantes
y el cadáver da el estirón sentado al fondo del colectivo
viendo pasar un quiérete mucho
en la agradable soledad de sus piernas
ha dibujado dos gatos en la antesala de un agujero
confiere extravagancias en cada lindero de la piel
ha clavado lenguas en toda confitura
y sus ojos borrasca de témpanos tranvías
yacen empuñados a la ginginha
que duerme en su viento.







Gio.

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