martes, 3 de enero de 2017

Huésped



¿Acaso el polvo de los dedos no son aniego
de aquel lugar cisterna donde la papa comía luna?
Callejones para qué la chaira sino huele fruta
sino lampa en el pantano de los ojos
ese balón no rueda por el litoral de piedras anclas
para qué
               sinfonía de combi
                                             lanzado hacia el río
la señora y el pescado se enfermaron un cincuenta por ciento
en el cementerio no hay tifoidea
de bruces la realidad acaricia con un mapa
en la reacción desobediencia de su componiendo musical
ese tabú de once mil kilómetros moribundo de ternura
basta con las calles tirantes para hacer un país elástico
pentatónico viento impregnado en la noche
teje monedas a la distancia portando su minúscula magnitud
apenas de cartón con las cifras que una madre guarda en continente.






Gio.

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