viernes, 18 de diciembre de 2009

Siempre serás de allá

.
Te verán siempre así, a pesar de las palmaditas, siempre serás de allá. Incluso si en tus papales indica que ya eres de aquí. No, siempre serás de allá. Y pensarán en la llamita, en la mujer con sus polleras y sombrero, en el niño con las mejías coloradas de piel cobriza y su chullo de colores. Pensarán en tu piel oscura, en las sabanas donde corrías delante de los leones y la aventura que habrás vivido en tu travesía en patera. O pensarán en lo subdesarrollado que eres, en la falta de educación, en que en tu país escasean los dentistas, por todos los descuidados que tienes los dientes. Pensarán en los tontos que son todos los de tu país, por elegir siempre, como gobernantes, a los más corruptos o permitir que los dictadores masacren a tu gente. Será difícil, será duro tener que lidiar con todo ello, además de tener que trabajar duro y parejo, tendrás que aguantar que la gente, la gran mayoría, te miren por encima del hombro y te vean con la distancia necesaria para no tener que mezclarse. Nadie se preguntará que tal vez, eso, te sienta mal, a pesar de que siempre estás sonriendo, asentando y aceptando, porque no te queda otra; piensas en tu familia, en tus hijos, en tu madre. No estás en tu tierra, así que no vale quejarse. Pero, a veces verás a personas que aparentan ser solidarias, con ideas progresistas, diciéndote que tienes tus derechos; te conversan, parecen interesados, pero nunca te invitan a comer a sus casas. Hipocresía. Es difícil. No te puedes meter en las mentes de las personas ni esperar nada de nadie. Verás muchas de estás cosas y vivirás en “getos”; sólo te juntaras con los de tu color, con los de tu cultura. Y todo el mundo se preguntará por qué esta gente no se integra, por qué siguen con las costumbres de sus tierras y no celebran las nuestras.

Cuando ya te has cansado de todo y quieras regresar o cuando ya te hayas acostumbrado y también quieras regresar, verás que todo lo que dejaste atrás, te será extraño. Los leones ya no serán los mismos, ya no te perseguirán y las llamas se negarán a que las esquiles la lana. Olerás raro para ellos. Y te sentirás sin tierra o tal vez dividido. Serás extranjero, también, en tu tierra. Pensarás que nunca elegiste donde nacer, pensarás en que la Patria no significa nada, si nadie te quiere en ninguna parte y todo por querer ganarte la vida fuera del lugar donde no había cómo, por querer terminar con una necesidad que a la que te rebelaste. Lo que nadie se da cuenta es que eres importante. Lo que nadie admite es que eres necesario. Lo que nadie sabe es que eres más valiente que cualquiera que se asusta por crisis de vidas hipotecadas. Así que levanta la mirada y nunca la bajes. Ponle la cara a quien quiera apabullarte. Avanza, crece, convive, enséñales tú. Al fin y al cabo el color de la sangre es la misma y seguro que aprenderán de ti.




Gio.

3 comentarios:

virgi dijo...

¡Qué bien lo has dicho, Gio!
Una maravilla, mi abrazo

Neorrabioso dijo...

Gran texto. Lo mejor que has ecsrito en prosa, sin duda, lo mejor que te he leído al menos. Se nota que lo has escrito con la carne pero también con algo de frialdad.

Abrazos.

Hasta pronto.

Bletisa dijo...

Como dice Virgin, lo has dicho muy bien Gío, pero creo que es una postura un poco quejica y que seguramente es inevitable cuando no somos del sitio donde estamos.
Supongo que hay que hacer grandes esfuerzos pero necesarios para demostrar a los demás (a los de aquí o lo de allá) que si estamos en un sitio u otro es porque queremos o debemos, sea por lo que sea y que somos si no necesarios, al menos útiles.
Llevar la cabeza alta y la mirada bien limpia hace que nos vean más cercanos, que no desconfien (los humanos somos muy desconfiados)de otros colores y otras culturas y que queramos mezclarnos.

Un beso y perdón por el rollete en un tema que sin duda conoces mucho mejor que yo.