EXILIO
Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.
¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?
Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amorsólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.
SALVACIÓN
Se fuga la isla.
Y la muchacha vuelve a escalar el viento
y a descubrir la muerte del pájaro profeta.
Ahora
es el fuego sometido.
Ahora
es la carne
...la hoja
...la piedra
perdidas en la fuente del tormento
como el navegante en el horror de la civilización
que purifica la caída de la noche.
Ahora
la muchacha halla la máscara del infinito
y rompe el muro de la poesía.
Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1936)
Alejandra Pizarnik nació en el seno de una familia de inmigrantes de europa oriental. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires y, mas tarde, pintura con Juan Batlle Planas. Entre 1960 y 1964, Pizarnik vivió en París donde trabajó para la revista "Cuadernos" y algunas editoriales francesas, publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Bonnefoy, y estudió historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona. Luego de su retorno a Buenos Aires, Pizarnik publicó tres de sus principales volúmenes, "Los trabajos y las noches", "Extracción de la piedra de locura" y "El infierno musical", así como su trabajo en prosa "La condesa sangrienta". En 1969 recibió una beca Guggenheim, y en 1971 una Fullbright. El 25 de septiembre de 1972, mientras pasaba un fin de semana fuera de la clínica siquiátrica donde estaba internada, Pizarnik murió de una sobredosis intencional de seconal.
Gio.
3 comentarios:
que buen es alejandra, he leído algo de ella, no mucho es cierto, pero lo poquito que he leído, gio, me ha gustado, un abrazo amigo.
Buenos poemas de la Pizarnik.
Un abrazo Gio.
Los poemas que nos traes yo los desguazaría porque son imposibles en su totalidad, demasiados bellos, demasiado intensos. Ya empieza el primero con "Saberme ángel" y, claro, ¿cómo se queda el cerebro después de eso? A cachitos leeré a la Pizarnik. Por cierto, lo de su libro "La condesa sangrienta"...Hace tiempo que conocía la leyenda, creo que desde mi infancia... Me encantaría leerla en un libro ilustrado que acaban de sacar... Leerlo en las palabras de PIzarnik. Intentaré.
Gracias, Gio por seleccionar con tan buen gusto.
Abrazos,
Carmela.
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