lunes, 3 de mayo de 2010

El hombre cuneiforme

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Qué generoso es el tiempo nube, la tumba que duerme, el astuto riesgo que ruidosamente me lame como esa boa que se desliza sobre mi cuello. Todo es un disparate, mi tórax se expande, se asienta en mi espalda y no hay incógnitas en los linderos de los fusiles, cuyas balas se pasean por la identidad del hombre sueño, del hombre espina, del hombre cuneiforme que transita a pie por Madrid. El gallo no canta por la ciudad, padece de ronquera macerada en un abecedario repatriado por las calles, en ese cemento alvéolo, rellenado con cáscaras de minutos arranchados al infortunio.Generosa la patria de los cangrejos, esa que también es la mía y la de todos, esa que es azul y que te obliga nadar a contracorriente para ganar la carrera de los pericardios, traspasando el eco de la propia voz, incitando que la charrasca de tungsteno se clave por las esquinas de los abrazos y que mi reverso se vuelva piano, con las teclas anidadas en la columna. Y mi simpleza, se cansa, se duerme, se convierte en impertérrito silicio de la palabra; se vuelve mar, facción, hojas que gritan en su irracional búsqueda de todo lo desconocido, para al final sonreír en el guarismo del silencio, donde dejé empeñada la muerte.
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Gio.

4 comentarios:

Neorrabioso dijo...

¡Magnífico! El ritmo sobre todo, mejor incluso que el del verso. me recuerda mucho a lo que venías escribiendo hace cuatro o cinco meses en verso, aunque esto es más potente.

Abrazos.

Hasta pronto.

VICTOR VERGARA dijo...

Me gustaaaa.
Está repleto de imágenes y sensaciones. ¡Qué colorido, dios!Esto es poesía seria.

UN GRAN ABRAZO.

virgi dijo...

Qué bueno eres, Gio!

Unknown dijo...

Sí! Por fin leí "El hombre cuneiforme"! Biennnn. Me llenó. Me llenó como ese poema tuyo de la Gran Vía, de la que salen los pájaros (gaviotas) manchados de asfalto. Tú y tu mar frente a Madrid. Grande.