Estamos hechos de mar

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Estamos hechos de mar
y de vaho submarino,
sobre colchones ajenos que nos prestaron una tregua
con la sal de tu espalda

entre tormentas de muslos y aluviones de pechos
el estupor de tu boca, desmanteló mi caída,
nadamos entre blasones y dormimos en el infierno.

Tu sonrisa no era la suavidad, era la fuerza de mi abandonado cuerpo,
era la sangre que danzaba en las murallas retorcidas
de un paisaje atravesado por tu saliva.

Sé que todavía guardas en tu piel
las holoturias elásticas de mis escombros.





Gio.