martes, 24 de agosto de 2010

Sacacorchos

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Escupo la rabia,
derritiéndome en agua con sal,
discurriendo por la herida,
reclasificando las vértebras que voy contando
en esta lentitud que el tiempo ha zanjado, impidiendo que invente la luz
alterando la corriente del escenario que estruja los huesos disonantes de mi cuerpo
y que profundiza en el dolor de mi dificultad de saltar los muros
ante esa geografía punzante que me hace un agujero en el pecho.

El silencio no existe, porque hablo siempre sin articular palabras
en el escarceo de un sacacorchos que carcome mi lengua,
con la cepa dulce de la hiedra que azuza a los carniceros
a destajar el esternón, con la neumonía de un sueño abatido.




Gio.

1 comentario:

estrella dijo...

Buenas noches Gio!!
Tus palabras las oigo con dolor,con más rabia,y con mucha tristeza..los muros al final siempre se pueden destruir y yo creo,que lo estás consiguiendo.

Un abrazo de madrugada