En lontananza pernocto con los párpados rotos,
con la secuela de tu saliva en mi boca,
con los instantes dementes que tengo como tatuajes
y que son las huinchas que envuelven las heridas
en éste cendal donde el poema sangra,
con el largo puñal que aún respiro.
Y en éste pozo convulso,
mi talón se arrastra en la creencia del burro que se palpa
el tísico corazón que se abotona
con la sustancia que los chinches han bebido,
disecando el árbol, dejando cartílago profundo
en su síntoma de caballo envejecido.
Gio.
5 comentarios:
Qué bueno, aunque duele.
saludos
Son instantes dementes que se clavan a fuego y las heridas van coagulándose tan poco a poco que se pinzan en los bordes que quedan al descubierto...
Besos, me gustó mucho.
me encanta tío, la frase final, no los dos últimos versos, sino a partir de la coma, es cojonuda esa imagen, un abrazo crack
este poema que sangra
con ese puñal que respiras
sin dolores la vida es sosa
crecer duele
caer duele
pero el saber levantarse es impagable...
besitos de luz Gio
ten un buen día
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otra
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