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Son mis manos vacías las que viajan para adentro
con las pulsaciones violentas del animal,
como alma en cuerpo y sus lunas partidas por sombras
no pertenezco a nada, sólo mastico a sorbos
una sordera amotinada,
una lluvia de pupilas que se extienden sobre el azul acero
mi cuerpo arde en la blasfemia que florece en la roca
mientras se pregunta por la serpiente parcelada
en la brusca noche de las heridas.
Levantar muros como anginas de azufre
para que los perros no orinen sobre el difunto.
Gio.
2 comentarios:
Rompen astros vigilantes cancerberos
minimiza lo causante, dignidad firme
a grito de dolor rechaza mordedura
llamándote a respuesta contundente
entre infierno acosado, autoestima
Hola GÍO!!
Tus manos dan rienda suelta a tu corazón,desbocado e incansable buscador de verdad,de autenticidad.
Un abrazo!
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