jueves, 2 de febrero de 2012

Mi fantasma al hombro

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La vida, pesa.
Los años no son suficientes para contenerla
en esta falta de cuerpo,
se expande por cada milésima de piel fallida
repatriando a sus mendigos.

Siempre vuelve la mujer que brota
con mi fantasma al hombro,
ensortijada a esta barba astillada,
arteria la soledad del péndulo

todo intento es contrito en mi andar,
no hay verbos que ocupe el vacío.

Zurcir cada gota de salina transparencia
y tejer un sayo que cubra el pericardio
de su cóncavo crepitar,
labrar mi hoyuelo de párvulo
para que la vida permanezca.






Gio.

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