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Tanta blancura de piel sólo te hace sombra,
quémate la boca y la claridad te encontrará.
Desviste el púrpura del vicio que asiste a su hacinamiento,
mánchate la sangre con el barro carnoso
y corre tras las nubes de los ojos moribundos
que se subleven las medusas ventosas con dientes,
los homicidas de templos, los senos violín de tempestades
sombra del ruido de una entraña
mérmate la aureola y desgránale el sexo,
mastica su lengua, envuelve su boca alga en el murmullo de su rostro
y al acabar, amarás para siempre la pólvora
que derramó tu sepulcro.
Gio.
3 comentarios:
Un poema con mucha fuerza
tanta que quema la piel.
Un abrazo.
chan!!! terrible pero vibrante, besos
Gio un buen poema como todos,con mucho poder, bsss
se te espera en Lima
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