miércoles, 25 de abril de 2012

Ciudad demencia

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Me he quedado suspendido en la insolente demencia
masticando el vaho de los demonios
y no olvido aquella calle de Aluche mientras cruzo la Plaza San Martín,
la inclemencia del sol abre la herida en que decenas de moscas chupan mi sangre
y dejo la poesía en líneas prosaicas que no entienden del limbo
en donde se encuentra la niña que me vende chicles en la esquina de Jr. Lampa
su voz me suena a una ganzúa que me abre la carne
y no dudo en darle cinco soles
y no dudo en llamarle Claudia
-cómo sabes mi nombre- me dice; lo adiviné, sólo lo adiviné,
me subo a la primera combi que veo y el traqueteo me desmantela el delirio
pero el colectivo se llena como un retablo ayacuchano,
el colectivo te roza como un frondoso bosque que se llena de murciélagos
la carrera de los bólidos ha empezado, saco a Lorca del bolsillo
y poeta en Nueva York toma otra tonalidad en la combi. Me bajo en Miraflores
camino hacia el mar y veo trotar a esa mujer con sus saludables alteraciones
bien delgada en sus mallas rítmicas, sudando perfume
y me queda una oscura desazón, una lágrima vegetal, un canto innecesario
en mi hambrienta carcajada.
Y se me escapa la poesía en esta ciudad voluptuosamente mezquina
sus ojos de dolor precipita mi género humano, sus alhajas tienen un sonido burlón
me embriaga su cantil ondulante y sus mástiles de tantos naufragios
y sigo masticando el vaho de mis demonios, empiezo a entonar un coro de gusanos
pero todo es parte, todo es parte me digo, para engendrar un cuerpo nuevo
con tono elástico y no caer en el leteo del gentío que no miran a los ojos.








Gio.

4 comentarios:

Paloma Corrales dijo...

Qué bueno, Gio. Enhorabuena.

Besos.

leolo dijo...

Como Paloma, muy bueno Gio, Permite que lo comparta en Fb

Giovanni-Collazos dijo...

Claro, compartelo. Gracias. Un abrazo.

Incitatus dijo...

Cuando escapa la poesía, uno viene a buscar sus letras a los nidos citadinos.

Saludos.