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no deja chola intacta ni virgen martillada
el virulento río te aplasta en el colchón
pero sabe desnudar con la ternura de las rocas
y te besa la pulpa con dulcísimo agravio
el huaico es la pedrada de la lluvia a una ciudad palafrén
es esa lujuria pálida que llora el hombre
que el mirlo espera inconsciente como vendimia de aerolitos
cráneos lanzados sin paracaídas al afrutado sabor del infierno
déjenme bajar en Chosica sin que se amotine la carretera central
porque debo volver a Madrid a vivir las arias de su gravísima época
deja al cerro calmar esta embriaguez de mi diluvio animal
con telarañas orbitando fósiles en el tormento ilusorio de mi entierro
río Rímac limpia las grietas de mi cabeza
aunque las piedras se descontrolen como torrente que me apachurra el cuerpo
has que el arpa de tu huayno mestique el dolor coral de mis despojos.
Gio.
3 comentarios:
Un saludo desde Madrid.
Me gusta la palabra chola. Me recuerda una expresión que oí una vez a un señorito peruano: "el día que vengan los cholos a por nosotros..."
Se me quedó grabada.
Terrible el huayco, dulcísimo el huayno
y linda la chola, che.
Precioso poema, tragedia y belleza, Gio.
Besos
"la ternura de las rocas"
tatuaje 212
abrazo(s)
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