martes, 28 de agosto de 2012

Neón


.
Mi añoranza es una tachuela que perfora mis pies, un chinche que succiona mi sombra, si pudiera renunciar a ella confeccionaría un dolor de muelas sin peligro de contagio, sería un tiburón que se alimenta de algas y el derrumbe no gritaría ningún tipo de ausencia, pero mi pensamiento acampa en colinas llenas de hastío, navega en quijadas partidas. Ya cansa tanta abundancia de vacío, tanta terraza de culebras; tengo unos platos grandes donde sólo cabe poca comida y mi barba se perfuma con soledad. Los anuncios de neón me señalan la salida llamándome ¡insano!, ¡sonso!, ¡loco!, porque pernocto en sus parpadeos. Si volviera a estar desnudo sin esconderme detrás de mis palabras, traspasaría cualquier umbral sin temer a la muerte, mi ciudad viril se llenaría de mujeres y mi viudez, ay, mi viudez, sería mi pueblo disoluto. Aunque la hendidura de mi ave me pide ser luz, ser relámpago, ser enjambre, sobre cualquier cáncer que enhebre mis costillas; el clamor es grande, como la cabalgata que estalla en sueños, como tromba de auquénidos que piden la dimisión de mi muerto.









Gio.

2 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Caramba, te sienta muy bien la poesía en prosa, o la prosa poética.

Un abrazo (sigo por aquí)

Marian

virgi dijo...

Poderoso, Giovanni.
Beso