jueves, 28 de febrero de 2013

Huaca

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Se queda mojado como papel, listo para estamparse. La lluvia donde quiera se curva y chasquean sus huecas gotas en las vastas aguas. Ese camino suntuoso del para siempre, irrumpe polen por las letrinas; hacina la tarde humo, con su sabor a pechos. Es la confusión de la sombra, del ojo lenguaje, de los golpes que despedazan las estancias. Hay un hombre en la arcilla confinada, sin patrón, sin resquicios, con la sangre bebida de un clítoris y sus principios de tantas veces; lleva el mar en la boca, sucumbe a las áticas carnes, en el clandestino tobillo de una huaca. No ha supurado el alivio de los derrumbes, el polvo milenario ensancha el paisaje; se ha desvestido de costa y es un hombre de féretro, de barro cocido, de montaña de adobe. Se queda solo y todo se vuelve un recuerdo precario que lanza su lámpara sobre los párpados.
 
 
 
 
 
 
 
 
Gio.

1 comentario:

Amanecer Nocturno dijo...

Flashes de luz de recuerdos completos, precarios.
Muy visual.