lunes, 17 de febrero de 2014

Cavernosa



Cuánto labio huracán desbordado arde en la semilla
abre cabeza y pulso telegrama en el equilibrio prepucio
acaso el sur de mi torrente circula vicioso calzado en el cuarto
en el cuarto piso escalón membrana
en la cuarta vulva flamígera y jazmín danzante
es tu pantalón de musgo y mi réptil adormecido en el cieno del olor
donde mi sombra andrajo se ve sepultada por tus muslos
y mis pies distantes a la noche siguen talando el muro arbusto
lecho de marmol impenetrable como horizonte
hay dentro de mí un grito tranquilo desnudo patrón tendido
que se ha tatuado en la entraña un yaraví
un destierro soleado de negrura
con golpe fino y vegetación de viento
un incierto canto navíos de pelos
son las ganas chorreantes del beso
del testículo sediento atado a su reflejo humano
cuánto bosque hay en tu cercanía
cuánta fruta en tus dedos apretando mi mano
cuánto nosotros nos queda para ulular sin temblores.








Gio.