jueves, 3 de noviembre de 2011

Confesión

Esta noche al salir del "Bukowski Club" me desvié de mi camino hacía el metro y compré unas latas de cerveza. Llovió en Madrid, las calles estaban mojadas, habían charcos por todas partes. Caminé sin rumbo hasta que metí un pie en una baldosa rota y me mojé toda la zapatilla, el agua penetró hasta el hueso. Llevaba en mi mano izquierda a Vallejo. Lo estuve leyendo y releyendo todo el día de hoy. Ese libro para mí son las sagradas escrituras. Seguí caminando, me bebí todas las cervezas, solitario. Estaba triste, sigo triste. Todos me ven sonriente, me habían visto sonriente, pero todo es para protegerme. Nunca me bebo una cerveza estando solo, no me gusta. Esta vez me bebí varias. El metro aún no había cerrado sus puertas, aunque ya no circulaban más trenes. Entré en la estación de La Latina y me quedé encerrado por unos minutos; mientras esperaba me puse a escribir un poema, donde el nombre de ella aparece en todos los versos. Como diría en Lima: "estoy cagado", mal, jodido... ya ha pasado muchos meses, pero esto continua. Me desoriento completamente. Tengo mucha rabia contenida, mucho dolor que siempre aflora cuando bebo, cuando escribo, cuando pienso. Luego quise salir del metro y encontré un botón a lado de la puerta que permite abrir por dentro, no recordaba eso. Llegué caminando hasta Marqués de Vadillo, algo borracho y con los ojos húmedos. El puente que cruza el río Manzanares es muy bonito para tirarse, pensé. Reaccioné rápido y me di cuenta de la tremenda estupidez que pensé. Amo a esa mujer, sin que ella haga lo mismo. Lo mío es crónico. La tristeza no tiene cura, sólo se oculta, pero no dura mucho el autoengaño. Ya han pasado muchos meses y por más que he mantenido mi cabeza ocupada, todo sigue igual. Hace tiempo que dejé de escribir de forma confesional, pero esta madrugada tenía que hacerlo.







Gio.

6 comentarios:

Charcos dijo...

Gio creo que nunca te había leído prosa, o no lo recuerdo. Duele ese dolor y cala hasta los huesos.

Tomás Rivero dijo...

De Vallejiano a Vallejiano, si no trabajas bájate al sur. Te espero.
Batania no quiso, es un asalariado.
Nos haremos guisos junto al agua. Lo digo en serio. Vente unos días.

Abrazos.

trfarena51@gmail.com

José Baena dijo...

Pensaba que era el único que cruzaba ese puente de noche a veces algo borracho. La tristeza es un perro al que no hay que por qué provocar para que muerda...Pero por si acaso suelta el palo... Me gustaría decirte algo, aunque sonara vacío. Ánimo o algo parecido. Y te lo digo, mejor un vacío presente y con forma de palabra que el vacío inmenso e inabarcable. Un saludo.

VICTOR VERGARA dijo...

Cuidate, Gio.
Cuando salgas del ojo del huracán podrás darle su justo valor. Ahora sobredimensionas, como nos ocurre a todos.
Es que tu situación es dura por triplicado, desamor, país extranjero, y crisis económica mundial que veremos a ver.
Cuénta conmigo también; aunque no te creas que yo...

Un abrazo

Lidia dijo...

No sabes cómo te entiendo Gio...pero esos puntos de tristeza y autodestrucción hay que vivirlos con la misma intensidad que supone alzar el vuelo, que lo alzarás. ¿La putada? Es que no podemos elegir lo que dura el dolor, no podemos controlarlo...lo que sí podemos es intentar que no nos venza.
No dejes que te venza...

Un abrazo grande.

HOSTAL MI LOLI dijo...

Gio, vete con Tomás unos dias y te deseo que te vuelvas a enamorar o que rompas de una vez con ese amor que no es. Un beso y un abrazo fuerte. Cuídate, que aquí tienes muchos amigos y si nos necesitas para algo lo dices. Muchos besos artista. Que sepas que te queremos y no te sientas solo nos tienes a nosotros .