jueves, 3 de noviembre de 2011

Dudas

No es malo tener dudas. Las certezas son más complicadas. La duda te hace ver y escuchar otras voces. La certeza es lo definitivo, lo comprometido. Yo tengo de ambas. Si dudas no arriesgas. Hay cosas en las que no arriesgo. Si estás seguro de algo, no importa el peligro. Hay cosas en las que no tengo miedo. Ella me dijo una vez que estoy desequilibrado, que necesito terapia. Yo le dije que soy capaz de eso y de cualquier cosa si vuelve conmigo. Me dijo que lo pensaría, luego me dijo que no. Dudó. Por un momento, dudó. No tuvo certeza.

Vivo entre libros, folios con apuntes, viejos cuadernos, fotografías, discos, recuerdos. Cocino. Cocinar me relaja. La comida peruana me equilibra. Un buen pescado fresco sudando entre cebollas, ajos, ají amarillo, tomates, sal y pimienta. Un punto de Kión (gengibre). Al final un chorrito de limón. Todo acompañado con una buena porción de arroz blanco, graneadito.

Terapia. Ella sabe que no creo en esa mierda. Que ni siquiera concibo la escritura para esos fines. Siendo un niño, mis padres, me llevaron a psicólogos en varias ocasiones, pero a distintos psicólogos. No me aguantaba ninguno. Y lo hacía adrede. Sabían que jugaba con ellos. Era mi forma de protestar porque si había algún problema conmigo la razón estaba en mi propia casa. Era niño, pero no tonto. Mis padres se echaban la culpa entre ellos. Yo tenía claro la raíz del problema y ellos no se daban cuenta. Estando en las calles de mi viejo barrio, jugando al fútbol, esquivando carros, jugando al trompo, a las canicas, cazando arañas entre las paredes de quincha y adobe, agarrándome a trompadas con niños de otros barrios, tomándome una "Inca Kola"  heladita para refrescarme en verano o un emoliente hirviendo para el húmedo invierno, comiendo ceviche  y anticuchos en el mercado, bebiendo extractos de papayas, plátanos, lúcumas, fresas con algarrobina; todo eso me protegía de mi casa. Y ya de casi adulto, estando en Madrid, el primer año, el choque fue brutal. Me vi con la obligación de cambiar mi mentalidad, me hice fuerte. Yo solo, sin la ayuda de nadie.

Sin embargo podría hacer hasta eso, si ella vuelve. Pero no será así.

Ahora vivo cerca del Río Manzanares. No es el Rímac. Madrid no es Lima. Son parecidas y distintas. Siempre que entro en estados profundamentes depresivos en estos últimos 17 meses me planteo la idea de volver a Lima. Acogerme al "plan retorno" de este gobierno, donde me dan el dinero que me corresponde por mis aportaciones durante mi estancia y del tiempo que he trabajado, a cambio de volver a mi país y no poder regresar a España durante tres años. Son 12 años en España. Y nunca he cobrado el paro. Siempre me he buscado la vida, siempre he trabajado. Es una desición muy difícil, siempre dudo. A veces ya no sé si mi vida está aquí.

Le digo que sí, estoy un poco desequilibrado. Pero qué esperas, me conociste así y te gustaba. Me conociste mujeriego y cambié por ti. Por otro lado, tú creíste en mí, confiaste en mí, cuando yo no creía en mi capacidad o en mi talento para escribir poesía, pero me convenciste, me ayudaste a recuperar la confianza y volví a escribir... no he parado hasta ahora. Tus ojos aerolitos, tu boca magneto, tu fondo noble de peruana deliciosa. Limeña salpicada de melcocha, de huecesillos humeantes.

Siempre he perdido, esa es mi historia.





Gio.

13 comentarios:

Ernesto Pérez Vallejo dijo...

Me gusta Gio, para mí (con perdón) tu prosa me gusta mucho más que tu poesía, lo leí del tirón y hasta compartí esas calles, esas comidas y bebidas que desconozco e hice terapia contigo ante psicologos torpes, me moviste de aquí y por poco yo, tambie le digo a ella que cambiaría pero esa, es tu historia.

Un abrazo.


Salud-os.

Charcos dijo...

aunque te parezca que no, escribir nos salva de nosotros mismos, y creo que eres un caballo ganador ;)

(no es peloteo Gio, ni nada de eso, tengo la certeza)

estupenda prosa por cierto

un abrazo enorme

Unknown dijo...

Gio, te leo, cambio lugares y nombres y soy yo...
Un abrazo fuerte.
Leo

Helenaconh dijo...

si necesitas algo, silba...

Anónimo dijo...

Pues yo seré sincero.
Esto no se hace, a nadie le interesa tu depresión, tus angustias, tus desamores, no así de esta forma, contado de esta forma, es patético y muy peligroso.
Entiendo, incluso te apoyo, pero no aplaudo este vomitar en tu bitácora, lo siento.

Caos dijo...

Gino, para decir eso mejor te callas.

Cada uno escribe lo que le da la gana en su blog.

Respeta los espacios de los demás.

Gío, siento si te molesta que escriba esto, pero me parece una falta de respeto hacia ti y hacia los que venimos a leerte, ya sea tus poemas, o lo que te de la gana y necesites contarnos.

SABES dónde estoy. Un abrazo.

Danilac dijo...

Tronco, he de confesar que opino como pecadocapital79.
Eres bueno tanto en poesía como en prosa.
¡Viva Gio!

Eva R. Picazo dijo...

oye! que no había visto cambiado tu blog, me gusta.

Y las dudas, que te voy a decir que son necesarias y te ayudan muchas veces a preguntarte cosas.

me gusta también tu prosa.
besos

Anónimo dijo...

Por qué callarme, Caos, no le estoy faltando el respeto, se lo digo sinceramente, desde la complicidad entre escritor y lector, con respeto y pensando que momentos como este que nos describe Gio, lo mejor es el silencio, estoy seguro que a la mayoría de los que dejan acá sus ”Cuentaconmigo” no les interesa cómo se siente el poeta y lo hacen por quedar buenitos.
Sé que él entenderá mis palabras.

Giovanni-Collazos dijo...

No suelo responder, pero respondo.

Ya he estado mucho tiempo en silencio y ahora quiero hablar, contar, decir... por que me da la gana. a quien no le interese o a quien no le guste,que no lea. Así de sencillo. O toménlo como una ficción más.
No busco ningun consuelo.


Abrazo.

Gio.

Giovanni-Collazos dijo...

Y lo digo con todo respeto.

Caos dijo...

Gino: no voy a entrar a debate contigo. No es el sitio y me vuelve a parecer una falta de respeto hacia Gío, pero como él, yo tampoco sé callarme cuando me tocan algo que me importa. Y él me importa, como poeta y como amigo.

Creo que has salido escaldado de tu experiencia en "crítica feroz" y estás buscando polémica. Yo no te la voy a dar. Es la última vez que te contesto. Relee tus dos comentarios y piensa si de verdad piensas que no has faltado el respeto a la persona que escribe en este blog, que aparte de poeta, es muchas otras cosas, y como es su casa, escribe lo que le viene en gana. Que a ti no te interese, no quiere decir que no nos interese a los demás.

Gío, de verdad que siento esto, te prometo que no volveré a contestar. Está en tu mano permitir que siga intentando buscar guerra en tu rincón, no en la mía. Un abrazo, y perdona, de nuevo.

Giovanni-Collazos dijo...

La sinceridad de Gino me parece bacán, chévere, me agrada.

Pero nadie, absolutamente nadie es quien para decirme lo que debo y no debo escribir. No he querido contestar de otra forma, que podría haberlo hecho, simplemente porque es absurdo este debate.

Tanto como Gino y Caos pueden discutir, debatir, de lo que quieran, aquí hay libertad de expresión.

Si no interesa lo que cuento, simplemente que no me lean. Y se acabó.

Gio.